Centro Montevideo

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“Viva Arnoia, nosa terra terra linda e sen rival sombreada de parriñas dende Reza hasta O Rial…”

Esta hermosa canción, se convirtó en un himno para los emigrantes de Arnoia. Su autorDon Avelino Reibelo, coadjunto de la Igrexa de San Antonio de Remuiño, no pudo imaginar que esta creación suya atravesaría con emoción el Océano Atlántico.

La corriente migratoria mayoritaria en los primeros sesenta años del siglo XX fue hacia el Cono Sur: Argentina y Uruguay, donde si registran los mayores asentamientos de arnoienses.

Después del año 1950, el flujo de nuestra emigración fue hacia Venezuela, México y, en menor medida, a Brasil. Cómo consta en los registros del Ayuntamiento de Arnoia.

La salida a ultramar para “hacer las Américas” disminúe entre 1960 y 1980, mientras que aumentan las salidas a Europa.

De América, Venezuela, en este período, ocupa el segundo lugar de llegada de gente de Arnoia.

La mayor parte de los viajes hacían la ruta: Vigo – Montevideo – Buenos Aires. Siempre tocaba Río de Janeiro cómo primera escala. Quedaban impresionados por la maxestuosidade del Cerro Corcovado que imponente figura del Cristo Redentor, pero no menos perturbados por los hombres negros que si encontraban al desembarcar en lo porto. Este hecho no sorprendería la ningún joven el niño de A Arnoia actual, donde están más familiarizados con los negros inmigrantes africanos. En aquella época no era frecuente ver gente de otra raza entre nosotros.

Luego de estar unas horas en Río de Janeiro, continuaban el viaje a Uruguay. Allí eran recibidos por lo Cierro de Montevideo y una multitud de gentes que agitaban sus paños con la intención de ser reconocidos. Era la bienvenida de los que llegaron antes. El requisito fundamental era ser reclamados por alguien.

El que los reclamaba, lo hacía con un “contrato de trabajo” generalmente ofrecido por otro gallego de Arnoia o de la Provincia de Ourense.

Muchos Arnoienses consiguieron su primero trabajo en el mismo Puerto de Montevideo.

Recordemos que Uruguay, nombre que nos dejaron los indios guaraníes, significa “país de los pájaros pintados”. Sin lugar a dudas que la belleza de esta tierra, bordeada de playas de arena blanca y de planicies verdes, con una excelente gandeiría vacuna y lanar, era a “Suiza de América”.

El arnoiense que llegaba a Uruguay era presentado cómo un más de la familia, que traía “noticias frescas” de nuestra amante Arnoia.

Los arnoienses encontraron, y muchos de ellos, se habituaron al ritual de disfrutar de la infusión de yerba mate, solos o en grupo. En Uruguay, tomar mate es una actividad socialcolectiva. El mate va de mano al contado y, desde hace siglos, denota hospitalidad. Los gallegos y los “tanos” le echaban azúcar porque lo notaban muy amargo.

Los arnoienses se reunían primero en bares cercanos a los trabajos para jugar “la partida“, más tarde empiezan a sentir la necesidad de participar con sus familias en fiestas cómo “San Roque“, “San Antonio“, “Santa Rita“…

Viven las fiestas del Centro Arnoia, reuniéndose y participando de romerías en lo Campo Español. Son jornadas completas al aire libre. Empiezan a integrarse y aprenden a hacer buenas parrilladas.

Cómo en Uruguay, en Argentina, a mediados del siglo pasado se vivían épocas de bonanza, las fiestas eran espectaculares.. Solían estar amenizadas por gaiteros, grupos de baile, orquestas…

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